sábado, 7 de mayo de 2016

Vida milagrosa: Tus milagros de prosperidad


MBX Vol 01 02 One-with Nature by Nisachar on deviantART
Tal vez ya sepas que para obtener un milagro, necesitas fe. Pero… ¿qué es la fe y cómo se construye? La fe no es inocencia de creencia o ceguera, sino la certeza profunda de que algo que ya existe en tus pensamientos puede también tomar forma material en lo que llamamos realidad. La fe es certeza y confianza en que, con tu mente y tu alma, con tu imaginación y tu pasión, puedes lograr lo que te propongas, por imposible que parezca.

Es por eso que si no tienes fe, puedes construirla. Mientras más creas en algo, mejor podrás observarlo en la realidad. Pasa a menudo de manera negativa: comienzas a pensar algo malo y pronto observas que ocurre. Tienes miedo a que se te pegue la gripe de una persona enferma, y amaneces con fiebre y estornudando, aunque a nadie más se le pegara el virus. No quieres llegar tarde, y el tren se detiene por media hora justo antes de llegar a tu destino. No sabes la respuesta a una pregunta, y te escogen a ti para contestarla.


¿Por qué?

El pensamiento principal que tengas en la mente es el que se manifiesta en la realidad. Si piensa, "No me quiero enfermar", estás pensando en enfermedad. Si piensas "no quiero llegar tarde" estás imaginándote que llegas tarde. Si piensas, "yo no, ¡por favor!" es como si estuvieras gritando con el pensamiento "¡yo, yo, yo!".

Reglas milagrosas para pensar bien
No pelear en contra de algo: Analiza las palabras "Lo que resistes persiste". Te dicen que si estás en contra de algo, ese algo se mantiene presente. Es por eso que tienes que tener en cuenta el lenguaje que usas para describir tu relación con algo o alguien. Por ejemplo, en vez de "luchar en contra del cáncer" puedes pensar en "sanar el cuerpo" o "encontrar la cura del cáncer". Es lo mismo con el dinero, si en tu mente te enojas y resistes la falta de dinero, esa es la oración que estás enviando a Dios. Pero si te entrenas a pensar en cómo sería tener el dinero que necesitas y lo que harías y sentirías, estos pensamientos se convierten en una oración clara de tus deseos.
No hables mal de la "economía": Lo que llamamos economía es un concepto humano y no divino. No tiene nada que ver contigo. Echarle la culpa a la economía es concluir que no hay nada que puedas hacer para mejorar tu situación personal. Y pensar prósperamente se trata de lo contrario: cómo pensar para alejar cualquier situación creada por el ser humano y acercarte a la voluntad divina para ti. En vez de expresar lo mala que está la economía (o las ventas, o lo caro que está todo…) entrénate a utilizar afirmaciones de prosperidad como: "Tengo seguridad financiera y dinero adicional para disfrutar y compartir."
La competencia no existe: Entrénate a pensar que la abundacia es el estado natural del ser humano. Hay suficiente para todos, si cada quien encuentra dentro de sí el potencial único que existe en su propio ser. La competencia no existe porque no hay nadie que sea exactamente como tú. Tu manera de ser única, las palabras que usas, tu rostro, tus gestos, y todo lo que eres se combinan para darle un sabor único a tu oferta. Sé como eres y ten confianza en que esa misma luz única que posees y te distingue de los demás te abrirá puertas.
Entrar en competencia con otras personas es crear una mala imitación de lo que piensas que son los demás. Reconcerte como un ser único es ser como Dios quiso que fueras cuando te creó.
La envidia es para los perdedores: Tienes una misión de vida y es solo tuya. Por eso no puedes ni quieres imitar a nadie. Tener envidia es afirmar que Dios te hizo imperfecto; liberarte de la envidia es aceptar que tienes dentro de tu ser todo lo que necesitas para realizar la misión de tu alma. Si piensas "Tal persona tienes esto y yo no" te estás afirmando en lo que no tienes. Si aceptas que la abundancia es infinita y está a tu disposición, podrás alegrarte por otras personas y por sus atributos o posesiones porque aceptarás que no hay nada que te impida lograr lo que deseas lograr.
Es importante también alejarte de personas envidiosas que te resientan o te saboteen. Rodéate de las mejores personas que puedas pues los buenos deseos y oraciones de tus amigos y seres queridos son un ingrediente importante en tu propia prosperidad.

Los ángeles de la abundancia te rodean y te ayudan cuando reconoces la abundancia en tu propio ser. La prosperidad es parte de esa abundancia porque es la manifestación física de todo aquello que te sostiene para lograr tu misión de vida. Elimina las palabra limitantes. Permítete ser como eres. Elimina la envidia en tu vida. Esto ayudará a tu mente a alinearse con tu alma y a pensar correctamente. Y son los pensamientos divinos los que te llenan de prosperidad.

Por Tanya Torres
Experto de Ángeles y milagros

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